domingo, 27 de agosto de 2017

DECEPCIÓN

Hace una semana escribí para intentar explicar cómo nos sentíamos tras los atentados de Barcelona. Hoy me gustaría explicar cómo me siento tras la manifestación de ayer.

De entrada, muy decepcionada. Así es cómo me siento. La manifestación se había convocado, supuestamente, para homenajear a las víctimas y a sus familias y para mostrar nuestro rechazo más absoluto contra el terrorismo y a favor de la paz. La consigna era el NO TINC POR que nos estamos repitiendo desde hace una semana.

Para empezar, dias antes, unos y otros habían estado enviando instrucciones sobre cómo ir y qué llevar (banderas si / no y, lo más importante: cuál), qué mensajes transmitir y a quién silbar. Son muy pesados, diciéndonos siempre qué tenemos que pensar y cómo tenemos que expresarlo. Los unos y los otros. Al margen de la ideología de cada uno, que es inalienable, que cada cual vaya como quiera y se exprese como le plazca, siempre desde el respeto y, a ser posible, el buen gusto. Al parecer, eso es pedir demasiado: ayer se vieron, y oyeron, más mensajes contra el Rey, el Presidente del Gobierno y contra la venta de armas, que a favor de la paz y de las víctimas, que tenían que ser las PROTAGONISTAS ayer. Las únicas protagonistas.

No soy monárquica y eso es lo de menos, pero creo que fue un buen gesto del Rey venir a manifestarse como un ciudadano más. Siempre habrá alguien que lo tilde de oportunista o hipócrita, claro, pero el gesto en sí fue un buen gesto y es justo valorarlo. Se podía haber quedado en casa, como hizo su mujer, y no lo hizo.

Referente a las banderas, es evidente que cada uno debe llevar la bandera que sienta más próxima pero ayer no era día de banderas. Faltan poco más de dos semanas para la Diada, ¿no podíais esperar?

Lo mismo aplica para los silbidos, que no hicieron más que ensuciar un acto que tenía que ser de paz, de amor hacia las víctimas y de rechazo contra el terrorismo. No vi mensajes en este sentido.

En resumen, ayer no era día para mensajes políticos de ningún tipo, aunque reconozco que es difícil aislarse cuando unos y otros no paran de bombardearnos (sí, ¡eso es también un bombardeo!). Los de un lado y los del otro.

Personalmente, me habría gustado ver una manifestación en silencio, con carteles con los nombres de las víctimas por ejemplo, con mensajes de amor para todas ellas y pidiendo la paz, de rechazo contra ISIS y DAESH y, sobre todo, sin banderas ni pitadas. Y sin egos. Las víctimas merecían algo mejor.

No estuvimos a la altura.

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